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Terror ecuatoriano Vol.I

Sep 5, 2016 | Noticias | 0 Comentarios

Terror ecuatoriano Vol.I

El sábado 10 de septiembre se presentará en la Feria del Libro de Guayaquil a las 4 pm en la Sala Garaicoa la Antología Terror ecuatoriano Vol. I.

A continuación parte del texto de la introducción preparada por Álvaro Alemán.

 

Terror ecuatoriano I: una introducción.

De la Gaceta Judicial. Sentencia Colonial –Año de 1783[1]

En la Causa Criminal seguida en este Juzgado de Gobierno, de Oficio de la Real Justicia, contra Melchor del Valle, por perdimiento de respeto a la misma Real Justicia y por el alevoso fratricidio ejecutado por él  en su hermano Silvestre del Valle, substanciada en su rebeldía por los términos del Derecho, vistos los autos como verse y considerarse convino, Fallo que según los méritos del Proceso debo declarar y declaro al expresado Melchor del Valle, atenta su fuga, contumacia y rebeldía, por autor de la alevosa muerte de su hermano Silvestre del Valle, y en su consecuencia, le debo de condenar y condeno en la pena ordinaria de muerte afrentosa, que se ejecutará dándole primeramente doscientos azotes en la Plaza Pública de esta ciudad, y después colgándolo en la horca hasta que muera, y su cuerpo difunto será metido en un zurrón de cuero con un perro, un gallo, una víbora y un mono, y cosido el zurrón será arrojado en el Río del matadero de donde nadie se atreva a extraerlo, so pena de doscientos azotes siendo plebeyo o doscientos pesos de multa si fuese noble. También le condeno en perdimiento de la mitad de sus bienes para la Cámara de su Majestad y en las costas procesales. Así lo declaro pronuncio y mando definitivamente juzgando con parecer del Asesor de este Gobierno.

Josef Antonio de Vallejo—Licenciado Andrés Rodrigues y Olivares Dio y pronunció la sentencia que antecede. . . Siendo testigos Juan Urrea, Don Josef Tapia y Don Justo Rodrigues. Ante mí: Juan Garzia Rendón Escribano Público de Gobierno y Visita.

 

La presente compilación de relatos postula la existencia,  desde un momento previo al inicio formal de la República del Ecuador, de una producción verbal específicamente interesada en evocar y generar terror. El término en sí (terror) implica un cierto grado de complejidad;  cercano al miedo como uno de los afectos primarios, singular en cuanto se distingue a través de su relación concreta con el lenguaje e históricamente anclado en la aparición de un discurso literario (el gótico), una orientación estética (el sublime) y un momento histórico-cultural civilizatorio (el romanticismo), el terror es un producto de la modernidad y como tal, observa una relación ambigua tanto con sus propios contenidos como con la tradición oral que le antecede.

Tomemos como ejemplo el texto transcrito arriba; el pronunciamiento de una sentencia de muerte a un fratricida en las postrimerías del siglo XVIII, precisamente durante el período de mayor actividad letrada de Eugenio Espejo. ¿Es un texto terrorífico? ¿En qué sentido? ¿El terror consiste en el descubrimiento de una diferencia radical con el presente o es el resultado del descubrimiento de los límites de nuestra imaginación para concebir una realidad histórica distinta? ¿Sorprende y/o excita la extrañeza o la aparente desproporción de la sentencia o más bien la concepción alarmante que la sentencia exige: la muerte social del condenado, el ensañamiento con su cadáver? Existe una opción adicional, la posibilidad de habitar imaginativamente el lugar imposible del zurrón arrojado al río, la oscuridad impactada y atroz del desgarramiento inminente entre mono, perro, gallo y sierpe en tanto éstos, juntos con el cadáver del ahorcado, se hunden en las aguas reales y a la vez metafóricas del olvido, la prohibición y  la advertencia y sirven como un faro para iluminar un miedo en ciernes. La mezcla de especies animales, de vida y muerte, de pasividad y actividad, de padecimiento e indiferencia que el zurrón arrojado ilustra ciertamente evoca imágenes apocalípticas y de perdición, imágenes vinculadas a la iconografía medieval y a escenas del infierno cristiano. El simbolismo religioso es claro al respecto, tanto el perro como el mono y la serpiente son animales deleznables. Dos de ellos avatares del mismo diablo (el mono y la sierpe), uno—el perro— representación del oportunismo y lo impuro y el otro—el gallo—posiblemente, la ilustración de la lucha permanente que el cristiano debe impulsar en contra del maligno y también, en contra de la sublevación ante el poder secular.

¿Es este un texto de terror? ¿En qué sentido? La caracterización del terror como género narrativo no se detiene en la evocación de tensión o aprehensión en las audiencias puesto que distintos discursos producen resultados similares. Tampoco es suficiente desplegar miedo o sugerir o presentar violencia o escenas sangrientas, que son otros atributos identificables en la producción de terror pero que se pueden encontrar en otros géneros expresivos. Nuestra propuesta es otra: concebimos al terror narrativo no como una casilla clasificatoria sino como un contexto para hablar, escuchar, leer y escribir. En las palabras sugerentes de Claudio Guillén lo definimos como “una invitación a la forma”. En lugar de pensar en el terror como un objeto a describir es tal vez más útil pensar en él como una tradición, un complejo en permanente evolución de temas, actitudes y estrategias formales que, en su conjunto, como dice Mark Rose, “constituyen un conjunto de expectativas”.

No proclamamos en este sentido la existencia de una literatura de terror, adscrita de forma automatizada a la tradición europea y anglo americana del siglo XIX en el Ecuador, aunque ciertamente, encontramos rastros de esa veta en varios de los relatos de la presente colección. Nuestra propuesta apunta a asignar, retroactivamente, las expectativas ya ampliamente conocidas del género de terror hoy en día,  a textos, en algunas ocasiones indiferentes a esos códigos, que aparecieron en el pasado; es decir, proponemos leer una selección de documentos ecuatorianos como textos de terror.

La propuesta no es ingenua, ni original ni ahistórica, parte de la noción de que el género literario es una herramienta crítica, una manera de persuadir a las audiencias de ver un determinado texto en una plenitud previamente inexplicable y de relacionarlo con otros textos similares, o más precisamente, con aquellos susceptibles a una explicación similar. En este sentido, la crítica literaria dominante, incluyendo la ecuatoriana, ha persuadido a nuestras audiencias a leer nuestra ecología textual por medio de las convenciones génericas y las expectativas del realismo. Son esos criterios, aún vigentes pero que muestran ya deterioro y debilitamiento, los que impugnamos mediante la presente propuesta, la presente muestra.

La presente discusión adquiere más sentido una vez que consideramos las diferencias discursivas de la colección: cuentos, leyendas-tradiciones y textos históricos. Los “cuentos”, una categoría inestable en las letras hispanoamericanas en el siglo XIX, sin embargo, hacen referencia a la tradición letrada. En ese contexto específico, nuestra selección presenta documentos que dialogan, algunos de manera plena, con la literatura gótica y el cuento de terror, fundamentalmente europeo (y francés)  al mismo tiempo que manifiestan una amplia gama de influencias adicionales y locales. Por otro lado las “leyendas-tradiciones” y los textos “históricos” (crónicas fundamentalmente) se encuentran en un entorno genérico distinto. Se hace necesario de esta manera entender que al imputar la categoría de “terror” a estas narraciones, estamos recomponiendo, retroactivamente, esos textos ante la influencia de una idea genérica que no tuvo existencia sino mucho después de su elaboración original. Aunque, nuevamente, no estamos “falsificando” los textos, estamos proponiendo circuitos de asociación diferentes, iluminaciones distintas.

 

(…)

[1] Agradecemos la generosidad de Gustavo Salazar al proporcionarnos esta sentencia judicial y a la vez aplaudimos su labor de archivo y el enorme esfuerzo que ha liderado para la digitalización de la Gaceta Judicial y de su puesta en línea en el futuro cercano.

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