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Álvaro Alemán

Levanta como niña: La historia de Neisi Dajomes

«Conocí a Neisi hacia finales de 2011 en Shell-Mera, un poblado pequeño que se extiende desde la planicie de la vía al Puyo hacia las faldas de los montes nublados. Desde su parroquia se escucha como susurros el bramar portentoso del río Pastaza. La avenida central corre paralela a un par de pistas de aterrizaje que hoy alojan una escuela de pilotaje de avionetas.

Llegué junto a mi ahijado Yasin Vernaza a la Shell, que es como los lugareños llaman al poblado. Diego Crespo, mi gran amigo y especialista en la ciencia del ejercicio, había recomendado que contactara a José Llerena, expesista ecuatoriano, para robustecer la figura de Yasin. Una beca deportiva a una universidad de Estados Unidos estaba en juego para mi ahijado y yo quería asegurarme de que sacara el mayor provecho de esa visita. José ya había iniciado su preparación en Quito y las mejoras eran evidentes; para el fin de año nos propuso hacer una base de entrenamiento en Shell-Mera para acelerar el proceso de consolidación de su masa muscular y mi iniciación en las pesas. Por espacio de una semana, haríamos largas sesiones de preparación con pesas, en dos jornadas diarias, junto a los jóvenes deportistas practicantes de levantamiento olímpico que entrenaban en el gimnasio. En el tiempo libre haríamos la vida de los pesistas locales».

Palabras de la editora Gabriela Alemán

“Es imposible pensar en Neisi Dajomes sin escuchar sus gritos, una de sus marcas distintivas, junto con sus turbantes. Luego de levantar los kilos asignados en sus competencias, suelta la barra, tensa sus músculos, salta y cuando abre la boca, deja escapar una mezcla de júbilo y resistencia. Es la alegría de haber levantado el peso, sumado al desafío de no haber aceptado lo que se le quiso imponer a la fuerza. Neisi conoce tanto de adversidad como de alegría, en Levanta como niña: la historia de Neisi Dajomes eso queda claro, como también queda clara su tenacidad, fuerza y constancia. Neisi no sabe rendirse. Comenzó ganando tres medallas de oro en su primera competencia oficial en la categoría Sub 13 en 2010; solo once años después, tomó por asalto las olimpiadas, ganó el primer oro para el país en halterofilia y se convirtió en la primera mujer ecuatoriana en subir al podio olímpico en la historia. Es un peso enorme que ella sabrá sostener”.