AUTORA: GABRIELA ALEMAN
TITULO: Espectros de Marx
Al titular este análisis de la película Entre Marx y una mujer desnuda (Camilo Luzuriaga, 1996) como el texto de igual nombre de Derrida, no he querido sugerir una deuda del ecuatoriano al argelino sino de ambos al alemán: a Marx. Sobre la película, como el libro, se conjuran los espíritus del pasado, en el lenguaje del autor del Décimo octavo bromario de LouisBonaparte, Men make their own history, but they do not make it just as they please; they do not make it under circumstances chosen by themselves, but under circumstances directly found, given and transmitted from the past. The tradition of all the dead generations weighs like a nightmare on the brain of the living. And just when they seem engaged in revolutionizing themselves and things, in creating something entirely new, precisely in such epochs of revolutionary crisis they anxiously conjure up the spirits of the past to their service and borrow from them names, battle slogans and costumes in order to present the new scene of world history in this time-honoured disguise and this borrowed language. (Marx, 595)
La película de Luzuriaga responde a un momento de crisis en la izquierda ecuatoriana, un momento de desilusión con el partido (con todas sus variantes dentro del espectro político ecuatoriano: marxista-leninista, maoista, trotskista). En los noventa se conjugan tanto la derrota internacional —la caída del Muro de Berlín— con el desencanto de las bases frente a la falta de respuesta que éste ha dado a los problemas eminentemente nacionales: entre ellos la marginalización del indígena en la sociedad ecuatoriana1. Así Entre Marx y una mujer desnuda opera como un catalizador del momento en que las cosas comenzar a marchar mal, el momento en que las cosas se «jodieron». La película, aunque tenga lugar en los años 70 —quisiera sugerir—, es también una lectura de los años 90 ecuatorianos. En sus continuos quiebres temporales Entre Marx y una mujer desnuda nos muestra un tiempo derrumbado sobre sí mismo, un tiempo sin tiempo, donde las derrotas del pasado siguen operando sobre el presente: the tradition of all the dead generations weighs like a nightmare on the brain of
the living. Si concordamos con esa noción de temporalidad, la película de Luzuriaga aceptará una segunda lectura que escaparía a la de la del
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A present that has already triumphantly exorcized all of its ghosts
and believes itself to be without a past and without spectrality,
late capitalism itself as ontology, the pure presence of the worldmarket
system freed from all the errors of human history and of
previous social formations, including the ghosts of Marx himself
(Jameson, 1995, 103).
El no-espacio del letrado
No maten los ideales, son una especie en extinción
Graffiti del poeta en los muros de Quito
Existe una dicotomía implícita en el propio título de Entre Marx y una mujer desnuda: si Marx es a la esfera pública lo que la mujer desnuda es a la privada, es el autor el encargado de hacer habitable el espacio que separa a los dos; lo que en el transcurso de la cinta se irá convirtiendo en un espacio inhabitable: en realidad, en un no-espacio.
¿Cómo se organiza esto cinematográficamente?
Luego de los créditos iniciales y la dedicatoria de la película, la primera toma de la cinta es un primer plano del poeta cortando la silueta de la ciudad, con la toma inmediatamente posterior entramos a la narración: organizada a través de la voz del autor. Lo letrado queda así ubicado en un sitio de privilegio desde el inicio. Como ya hemos visto la cinta avanza en un principio junto al discurso político hasta que éste termina por derrumbarse dentro de lo onírico-poético. El autor, el narrador de la película, es el encargado de sostener el hilo de ambas tramas y es además el signo central del legado de Marx, es el único que puede sentarse a dialogar con él para aventurarle consejos sobre las mujeres o salir a tomar una cerveza con su espectro. Pero es, a la vez, ese discurso auto-reflexivo el que termina por negarle un espacio dentro de la cinta cinematográfica17 pues a su texto lo desbordan las imágenes. Si aceptamos que lo que ocurre en Entre Marx y una mujer desnuda es un palimpsesto de imagen sobre texto, como hemos venido sugiriendo18, podremos también ver a la película como un comentario sobre el estado del cine ecuatoriano actual. Pero antes de entrar a un análisis extratextual quisiera detenerme por un instante en la figura del escritor y su pérdida de autoridad. Esto ocurre en dos niveles, en dos cuestionamientos: en como la película representa el conocimiento y como el texto cinematográfico (imagen y sonido) termina por imponerse sobre la narración y mina lo que en un principio se puede percibir como el sitio de
privilegio de la escritura. La voz del narrador ahoga cualquier otra voz: la 17 Y en su propia novela donde tiene que emigrar al exilio pues ya no existe un sitio para él, según él mismo, ‘vivir rodeado de montañas no nos deja ver el horizonte’.
18 En relación a la conexión entre amor y revolución desarrollado en la primera
parte de este trabajo.
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voz del intelectual, del escritor parecieran ser las únicas que tienen validez. En varios momentos de la película las reflexiones de los personajes así lo indicarían, como cuando Gálvez cuestiona las políticas partidarias, ‘Tener una ideología progresista no significa que todos la tengan’, o cuando caminan por los páramos luego de que los echaran de las comunidades indígenas, ‘Somos vendedores ambulantes de lo imposible…Estamos mal
no es así como se deberían hacer las cosas…(Somos) caballeros de la nada, quijotes de la triste figura’. Pero la razón de estos intelectuales orgánicos se ve invadida por el entendimiento de los indígenas, por ese otro conocimiento que habita, ‘un tiempo diferente’ a pesar de vivir en el mismo espacio. Ese otro conocimiento comienza a debilitar la razón de los letrados, un ejemplo son las imágenes oníricas que cortan las reflexiones de los intelectuales antes de que éstos salgan de las comunidades indígenas. Una de las piedras entre las ruinas se convierte en el danzante de los festejos que habló en quechua a Gálvez para decirle que caminara; terminando ese diálogo interrumpido continúa, ‘dentro del corazón de cada piedra hay un misterio’. Hay otro conocimiento negado a la razón, a la letra y que la
película sólo puede organizar a través de imágenes que irrumpen negando al texto. El recurso de utilizar niños para adelantar ciertos momentos de la historia se vuelve crucial en este sentido, complica una lectura meramente textual de lo que vemos. Quisiera hacer sólo una mención a como el director logra imponerse al escritor o como la película desborda al texto escrito19 en la última escena de la película antes del diálogo del autor con Marx. Gálvez herido en el hospital pregunta al autor si él muere en la novela y si el personaje del autor mata al marido de Rosana, a lo que recibe la respuesta de sí y no. En la siguiente escena vemos a la representación infantil del autor entrar en la casa de hacienda de Rosana y amenazar a su marido con un arma, luego oímos un disparo y vemos al niño corriendo en
dirección a sus amigos, cuando le preguntan qué paso él responde, ‘creo que nos odiaban porque teníamos hambre’ y asiente cuando le cuestionan si mató al esposo.
¿Por qué el hombre maduro ficticio niega con palabras lo que hace su doble onírico juvenil? Los pasajes oníricos20 actúan sobre los textos de la novela ficticia romántica y la novela ficticia política como la impronta del director
sobre el texto autorial de Adoum.
Es, quisiera argumentar, la posición privilegiada del cine, de sus
posibilidades, desbordando la capacidad del texto escrito. Lo que nos lleva a
lo ya mencionado, a la posible lectura de Entre Marx y una mujer desnuda
19 No solo al guión sino a la novela de Adoum en la que está basada . Resulta
interesante notar que se hicieron tres versiones del guión y que la novela de
Adoum o texto con personajes, como él la subtitula, es una de las novelas más
reconocidas de la literatura ecuatoriana al igual que su autor, que es considerado
el decano de la intelectualidad ecuatoriana.
20 Las imágenes de esos sueños, como ya hemos visto en otros ejemplos.
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como un comentario sobre el campo audiovisual ecuatoriano. Un cine que hasta el momento de producción de esta cinta venía basándose en transposiciones de la literatura ecuatoriana a la pantalla21 y que trataba de mantener fidelidad con el texto escrito. Como he intentado demostrar éste es el primer acercamiento de un cine que cuestiona su posición, dentro de una cultura que ha visto la letra como la más alta representación del arte, a la vez que pone en duda la centralidad de esa palabra en un país polifónico como Ecuador. Este es un planteamiento que necesitaría más discusión pero que quisiera dejar por el momento como una mención dentro de estas tres entradas al texto cinematográfico. En el tiempo de los imposible y bajo el signo del amante frustrado, el espíritu de Marx y el debilitamiento de lo letrado se desarrolla Entre Marx y una mujer desnuda; ésta ha querido ser una primera aproximación a una película de múltiples lecturas y que cubre, como un espectro, mucha de la actual problemática ecuatoriana.
BIBLIOGRAFIA
Benjamin, Walter, Illuminations, Harcourt, Brace & World, Inc., New York, 1955.
Derrida, Jacques, Specters of Marx, Routledge, New York, 1994.
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Jameson, Fredric, ‘On Derrida and Marx’, «New Left Review», 209, January-February 1995.
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Landy, Marcia, Film, Politics and Gramsci, University of Minnesota Press, Minneapolis, 1994.
Tucker, Robert Ed., The Marx-Engels Reader, Norton and Company, Princeton, 1978.
Žižek, Slavoj and Saleci, Renata Ed., Gaze and voice as love objects, Duke University Press, Durham, 1996.
Žižek, Slavoj, Ed., Mapping Ideology, Verso, London, 1994. 21 Sobretodo en las producciones nacionales hechas en betacam para televisión pero que emplearon a técnicos especialistas en cine que debido a la baja
producción de largometrajes (uno cada diez años), han buscado empleo en otros
medios.
Link a película: Entre Marx y una mujer desnuda
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